Esa manía tuya de convertirnos en un puzzle de
dos felices piezas es la que hace que encajemos a la perfección en cualquier
día, sin importar los cabellos alborotados, tu maquillaje arruinado por olas de
besos sin aviso, el letrero de advertencia en llamas que dice
"Nosotros" y las cabezas sin romper.
Admito que me gusta estar aquí, que me fascina esto de unir miradas enamoradas, almacenar miradas curiosas, enviar señales a miradas deprimidas e iluminar las pequeñas miradas cargadas de inocencia. Pero entre tantas miradas es fácil que la nostalgia me domine, y que comience a recordar el calor de aquella que era sólo para mí. Aquella que todos tenemos y que está a la espera, ansiosa, de encontrarnos. Esa, mi amigo, es la mejor mirada que puede existir en el universo entero.
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