Mi mar de nieve, lleno de heridas se
desangra ante tus ojos. Tú mirada pérdida en él deshiela el corazón de un golem
de hielo que yace muerto junto a la orilla.
El viento acaricia tú cabello, besa
tus mejillas y te susurra al oído frases de amor, que ignoras por escuchar el
redoble de cada ola que choca contra la orilla.
Las aves que surcan el cielo del
muelle lamentan tu pérdida al igual que los peces. El viento hace llorar a las
rocas tocando una melodía triste mientras rosa sus fríos e inertes cuerpos. Tú
dolor y sufrimiento, que se remontan más allá de la vida de una vida, y de la
historia de los mismos, se balancean de un lado al otro al compás del reloj,
que marca cuarto para las ocho.
Las nubes que miran las aguas agitadas
desde arriba, grises y enfermas, derraman sus lágrimas en forma de copos de sal
sobre mis heridas. El dolor crece a cada minuto y tus lágrimas de estrella
brotan a cantaros desde tus hermosas pupilas color infinito, en los que tantas
veces me vi hasta en el futuro y me perdí.
En una botella de cristal que flota
entre las aguas furiosas del mar viaja mi pequeño mensaje para ti, un poema
sobre males y mares, sobre amores y dolores, un poema sobre poemas. Un poema de
mar, para el mar. Un poema que escribí, y entre vientos y olas perdí. Un poema
de amor, escrito solo para ti.