sábado, 31 de mayo de 2014

Esa manía de olvidar las cosas

Desde que el mundo se rompió por completo me he pillado a mi mismo escribiendo a las tres de la mañana o mirándome a horas imprecisas frente al espejo... sin mirar nada y preguntándome; ¿A qué venía?
Me he encontrado con trenes que solo viajan al espacio, noches que chocan con las estaciones y días que llegan tarde.
Otoños que ahorran tiempo y veranos de hoja perene a flor de piel.
Sueños viejos que nunca tuve y madrugadas bravas que te atropellan la mirada luego de un    polvo en el baño de un bar.
He visto gente que va y otra que viene, pero que jamás se queda.
He visto paredes con afiches que guardan un secreto en las esquinas y recuerdos revueltos en las mañanas tras un café.
Tengo besos guardados, bien dobladitos en el bolsillo derecho del pantalón y también torres de caricias olvidadas en algún rincón de mi colchón.
Me he encontrado basura de hace meses en los bolsillos de los pantalones que según yo revise bien antes de lavarlo y polvo de algún compromiso cancelado en el bolsillo izquierdo.
He vivido eternidades en solo segundos y viví segundos que debieron ser eternos.
Me vendieron un coche viejo y defectuoso a un precio no muy alto.
Hice cosas sin reparar en las consecuencias que me descompusieron la vida... el alma... el coche.
Nunca me han dedicado una canción. Tampoco dedicado o escrito un verso.
Desde que el mundo se rompió por completo me da por ponerme a escribir sin darme cuenta de lo que escribo.

Y a todo esto... ¿a qué venía?

viernes, 23 de mayo de 2014

Como un cigarrillo

Viajaba en el espacio de mi vaso vacío
con el temor a encontrarme con los retratos del pasado.
Sin darme cuenta vi en tus ojos un brillo de estrella
y me envolviste sin querer con tu voz,
pidiéndome un cigarrillo.

 Al verte a los ojos tu mirada me atrapó con fuerza
y me invitó a adentrarme a ti, y a tomar una copa.
Tu tacto en mi hombro me acarició como luz de luna
y me llenó de tintes distintos a los de un recuerdo.
Pero tú seguías allí...
pidiéndome un cigarrillo.

Te pedí que te sentarás a mi lado y aceptaste,
y te entregué un lucky strike, que pusiste entre tus labios.
Lo encendiste y llenaste de nubes mi cabeza. 
Mi planeta.
Me dan vuelcos de mares, y me tiemblan las piernas.
Todo un terremoto de emociones.
Pero tú seguías allí...
fumando un cigarrillo.

Y nos quedamos sin palabras 
uno frente al otro.

Me miraste de nuevo y me arrebataste el aire.
Mi deseo perforó mis entrañas, y tú miraste tu reloj.
Ansiosa

 Callados ambos nos miramos hasta que te fuiste.
Me echaste la última bocanada…

y entre la gente te esfumaste… 
como un cigarrillo.