domingo, 24 de abril de 2016

Rompecabezas ( i )

Esa manía tuya de convertirnos en un puzzle de dos felices piezas es la que hace que encajemos a la perfección en cualquier día, sin importar los cabellos alborotados, tu maquillaje arruinado por olas de besos sin aviso, el letrero de advertencia en llamas que dice "Nosotros" y las cabezas sin romper.

Aeroplanos


Ella es mi chica de vuelos sin alfombra.
La del retraso de aviones de papel y accidentes ortográficos...

De quien me cuentan cuando me hablan de poesía.
¿Qué sabrás tú de estrellarse si nunca le has visto estar a nada de quitarse la blusa, cerrar los ojos y abrirlos tras el timbre de un despertador con apuro a ninguna parte y el golpe de una imagen con la cama vacía?

Y la realidad más dura es la que crea ella a punto.
Pues nunca creí en la magia,
hasta que la vi...
Irradiándola.

No me vengas con eso que las estrellas
y el romance de sus ojos,
si las estrellas no tienen novio.
Y la cruda sin bebida,
y la alucinación sin drogas,
y el jodido adicto en que me conviertes dándome los buenos días.
Mis vuelos son esa consecuencia del producto de sus sonrisas
y de accidentes...


mejor ni cuento de sus labios.

martes, 5 de abril de 2016

Curiosidad

No comprendo cómo lo hace
y por eso me cuesta trabajo creer que
de verdad existe y forma una parte esencial en mi vida.

Me cuesta respirar, no sé cómo explicarlo,
pero es que sus labios tienen ese algo que me duele cuando ya es demasiado tarde
y me descubro abriendo los ojos lentamente
mientras estoy separándome de ellos
con nada más que el reproche de no poder quedarme con ella más tiempo.

Cada día encuentro en sus caderas un vicio nuevo.
Ya sabes, de esos del sudor en los bolsillos y de los besos aerostáticos.
Desde el suicidio en sus brazos del pobre poeta que libera de su cárcel en lo más profundo de mí,
hasta el jadeo de perro callejero tras las convulsiones de su cuerpo debajo del mío.
Y a la mierda con la mayoría de edad,
que el reino que construimos a diario no conoce las fronteras ni la incertidumbre.
Pues en sus ojos yace el castillo de ensueño que hemos estado construyendo con el tiempo
y los te amo son ese único puto trozo de verdad
por el cual me arrojo hacia el fondo del acantilado y muero
y me baño en su misticismo.

Pero, vamos, que es algo normal,
pues la curiosidad no es esa enfermiza fuerza auto destructiva del subconsciente
que sólo padecen los gatos.


Llamada

Su voz es aquel rumor de olas que llega desde donde no existen las costas
y los océanos vienen a abrazarte… a no dejarte caer.

Más, sin embargo... caes.

Y durante la caída, en el abismo infinito de sus ojos, se aparecerá delante de ti, de golpe para mostrarte una nueva especie de dolor.

Un dolor que te quema los labios.

Dulce... Adictivo...


Me hace desear querer oírle de nuevo.